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Renacer en la adversidad: la historia de un padre resiliente

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Todas las mañanas, José se levanta temprano y acompaña a sus 4 hijos al colegio. De camino, aprovecha para recomendarles los cuidados que deben tener cuando vuelvan a casa saliendo de clases.

Deja a 2 niños en un colegio y camina a paso veloz 3 cuadras para asegurarse de que los dos más pequeños lleguen a tiempo a su colegio también. Inmediatamente los niños ingresan por el portón, regresa a su trabajo en el Centro Municipal de Capacitaciones de Tarija en el que desempeña labores de mantenimiento y portería. 

Hace algunos años la tragedia marcó la vida de José. Él y su esposa vivían junto a sus hijos en la casa de sus suegros en una comunidad rural cercana a la ciudad de Tarija; sin embargo, un desafortunado accidente le arrebató a su esposa. José no tuvo tiempo de vivir su duelo, pues tras el fallecimiento tuvo que asumir el cuidado de sus 4 hijos en un contexto atravesado por los constantes conflictos con la familia de su esposa.  

Debido a esta situación tomó la decisión de trasladarse a Tarija e inició una nueva etapa junto a su familia en un ambiente prestado en casa de sus padres. Allí él y sus hijos compartían vivienda con una de sus hermanas. La convivencia no fue fácil. La hermana de José no mostraba afecto hacia los niños y hubo episodios de violencia por su parte.  

Afortunadamente José contaba con una red de apoyo barrial que habló por él y gracias a la referencia de una maestra de sus hijos llegó al proyecto de Fortalecimiento de Familias en Riesgo de Pérdida de Cuidado Parental que Aldeas Infantiles SOS ejecuta en Tarija desde 2020. La pandemia había reducido enormemente la generación de ingresos económicos para la familia, pues José no encontraba trabajo de albañil, actividad que realizaba en ese momento. 

José recibió apoyo de Aldeas Infantiles SOS para garantizar alimentación y educación a sus hijos, en primera instancia. A la par trabajaba en superar su duelo y elevar su autoestima. Con el tiempo adquirió habilidades para el cuidado y protección de sus niños. El apoyo que recibió lo impulsó a activar su Modo Protector y tomó la decisión de sacar a sus hijos del ambiente de violencia que había en la casa donde vivían y llevárselos a un lugar seguro. 

“Mis hijos son todo para mí”, afirma José. Una delgada capa de líquido cubre sus ojos, y él contiene las lágrimas mientras piensa en su siguiente palabra.  

Su trabajo actual le asegura una vivienda y salario que le permite cubrir las necesidades de su familia. Pero lo que José valora más es que le permite estar al pendiente de sus hijos durante todo el día, en un ambiente protector, libre de violencia y lleno de amor. 

“Ahora que pasamos más tiempo juntos es imposible que nos separemos. Estamos todo el día en la casa, comemos juntos y cenamos juntos también”, dice José. 

A lo largo del tiempo que el equipo de Aldeas Infantiles SOS ha acompañado a José en este proceso, él ha demostrado motivación por salir adelante. Ahora que actúa en Modo Protector, afronta el futuro con alegría y quiere luchar para mantenerse junto a sus 4 hijos que son el motor de su vida y lo impulsan a vencer pese al dolor.