EL FÚTBOL, LA ACTIVIDAD FAVORITA DE PADRE E HIJO

Brayan llegó a la aldea cuando era muy pequeño, antes de formar parte de su familia SOS vivió con su abuela que por complicaciones de salud murió. Durante mucho tiempo no se pudo contactar a la familia de origen de Brayan ya que proviene de una familia numerosa muy dispersa en todo el territorio nacional. Brayan siempre fue un niño bromista y lleno de alegría, para su familia SOS Brayan era el encargado de provocar sonrisas. 

El 2018 cuando Brayan tenía 10 años, y luego de un arduo trabajo buscando a su familia de origen, se pudo localizar a Carlos, su papá. Carlos había intentado recuperar a su hijo sin éxito, él cuenta que por muchos años intentó dar con el paradero de Brayan, pero la falta de recursos y guía en el tema le impidieron localizarlo. Carlos está casado y tiene otros dos hijos, cuando compartió con su familia, que había encontrado a Brayan, todos estaban contentos y ansiosos de conocer al nuevo integrante de la familia. 

Luego de cumplir con los procedimientos legales Carlos pudo ingresar a la aldea a visitar a su hijo. Brayan tenía muchas ganas de conocer a su papá, varias veces lo había imaginado; y para sorpresa de todos, el parecido entre Carlos y Brayan era sorprendente. Durante varios meses, los fines de semana, Carlos visitó la aldea para conocer a Brayan y a su familia SOS. En estos encuentros siempre había un partido de fútbol de por medio ya que Brayan compartía algo con su papá: la pasión por el fútbol y su amor al Club Bolívar. 

El día que Brayan dejó la aldea para mudarse con su papá, se despidió de su familia SOS con una fiesta. Su papá llevó un regalo que hasta ahora Brayan conserva: una polera oficial del equipo favorito de ambos.  

Han pasado dos años desde que Brayan dejó la aldea y aún recuerda con cariño a su familia SOS y su tiempo allí. Pero no cambiaría por nada los domingos de fútbol con su papá y su nueva familia. 

Aldeas Infantiles SOS ha estado apoyando a Brayan y a su nuevo hogar en todo momento, no sólo con insumos y recursos económicos, también se ha monitoreado de cerca la relación familiar para luego dar paso a una relación autónoma y sana. Ahora la familia de Brayan tiene una tienda de barrio en la zona donde viven y eso les permite tener un ingreso estable.  

Por otra parte, se gestionó la compra de una computadora y el equipo completo que le permita a Brayan y a sus hermanos no descuidar sus procesos educativos en modalidad virtual, ante la situación actual de formación en línea. 

“Me gusta estar con mi papá, la gente siempre dice que nos parecemos mucho. A los dos nos gusta el futbol. Cuando crezca quiero ser futbolista y que mi papá grite muy fuerte mis goles. Quiero ser delantero del Bolívar”, dijo Brayan mientras disfrutaba del abrazo de su papá durante un domingo de fútbol, ambos luciendo la polera de su equipo preferido.  

“PARA MÍ, LA FAMILIA SIEMPRE TIENE QUE ESTAR JUNTA, TODOS JUNTOS", Flora

“Mi familia es mi fortaleza. Por mis hijos y mis hijas me esfuerzo cada día. Para mí, la familia siempre tiene que estar junta, todos juntos”, son las palabras de Flora, una valiente madre que al lado de sus seis hijos logra salir adelante día a día. 

Flora tiene 35 años, vive en un cuarto en alquiler en la zona de Chilimarca del Distrito 6 del municipio de Tiquipaya, es participante desde hace 4 años del servicio de Fortalecimiento Familiar, que brinda el Programa de Aldeas Infantiles SOS en Cochabamba, mediante un plan de trabajo individualizado y de acompañamiento para fortalecer sus lazos familiares y mejorar sus capacidades. 

Hace cuatro años, Flora, llegó a conocer y ser parte de las familias que apoya Aldeas Infantiles SOS siendo derivada por la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de Tiquipaya. Entonces Flora, con 31 años, estaba separada del papá de sus hijas y pasaba una mala y penosa situación económica, de salud física y emocional.

Actualmente, su hijo mayor tiene 17 años, está en cuarto de secundaria; el segundo tiene 14 años, está en primero de secundaria; y su tercer hijo tiene 10 años, está en quinto de primaria; los tres están en la Unidad Educativa Marcelo Quiroga Santa Cruz; su cuarta hija tiene 6 años y está en primero de primaria, sus dos últimas hijas son gemelas y tienen 5 años; ellas estudian en la Unidad Educativa Carlos Garibaldi. Los primeros años, Flora, participando en el servicio de Fortalecimiento Familiar, ha pasado talleres de repostería, sesiones de fortalecimiento del buen trato a partir de las reglas y normas en la familia y otros temas importantes para su desarrollo personal. Teniendo el acompañamiento de un asesor familiar para cuidar aspectos de su bienestar emocional y de salud. 

Con la pandemia del COVID 19, el acompañamiento a la familia de Flora, ha tenido que adecuarse, a la situación de emergencia sanitaria, a través de contactos telefónicos y por medios digitales accesibles, una modalidad de trabajo virtual que llegó para quedarse y que Aldeas Infantiles SOS Bolivia busca potenciar y fortalecer cada vez más.  Flora, nos cuenta que con esta pandemia y, para no hacer sufrir a sus hijos, tuvo que ir a trabajar por dos meses a Oruro, en la cosecha de quinua. Ella dice: “para no hacer sufrir a mis hijos y como tenían que pasar clases virtuales y yo no contaba con celulares, porque casi todos pasan a la misma hora sus clases, por eso me fui a trabajar para que puedan seguir estudiando ellos, me fui casi dos meses, llegué y comencé otra vez con la venta de mis verduras”. 

Ella, con sus ojos llorosos, nos cuenta lo difícil que ha sido en esta pandemia la situación con sus seis hijos estudiando; por la falta de celulares y el gasto en cuanto se refiere a comprar las megas“Para mí ha sido difícil que no vayan a pasar clases y las clases virtuales… la verdad es que se necesita celulares, megas… y yo que los mantengo sola…”   Pero la necesidad de Flora, no sólo se basa en tener una herramienta tecnológica para que sus hijos estudien, es también la necesidad que ella ha visto; que cada uno de sus hijos e hijas cuenten con un apoyo de contención emocional y de desarrollo personal. Ella comprende que sólo con un apoyo integrado sus hijos e hijas podrán salir adelante y afrontar todas las adversidades. 

 Al preguntarle cómo se siente ella nos dice: “Yo me siento tranquila y feliz al seguir adelante y tengo que seguir adelante, porque si me caigo dónde quedan mis hijos, entonces yo tengo que seguir de pie y seguir adelante, día a día”. “Yo la verdad, con mis hijos nos llevamos bien, hay veces que me hacen renegar, pero nos llevamos bien, yo los quiero a mis hijos porque son mis hijos, la verdad, por sus hijos tiene que seguir luchando una mamá”. 

LEIDY Y SU FAMILIA AFIANZAN SU DESARROLLO DESPUÉS DEL CORONAVIRUS

Leidy tiene diez años y a su corta edad atraviesa una difícil situación desde la muerte de su madre. Ella y sus dos hermanos menores pasaron a vivir con su tía Rocío y sus dos primos. Desde el año 2020 la pandemia del coronavirus agravó la situación de la familia de Leidy, que enfrenta este nuevo contexto con una sonrisa y actitud positiva. Rocío, de 34 años, es viuda y madre de dos niñas, desde la muerte de su hermana mayor Jeanette, a finales de 2019 como consecuencia de cáncer de cuello uterino, cumplió la promesa de cuidar de sus tres sobrinos. Leidy, Luis y Jasmin sobrellevaron la pérdida de su madre, apoyados y acogidos cariñosamente por su tía, viviendo en el terreno de su bisabuela en la ciudad de El Alto. 

En medio de esta compleja situación se desató la pandemia de la COVID-19, poniendo a prueba la fortaleza y resiliencia de la familia, puesto que la cuarentena rígida no permitió que Rocío continuara con la venta de ropa para bebé que produce en su casa. “Aunque decían que no saliéramos, igual salía en las noches porque ellos tienen que comer, estuvo muy fea la situación (…) luego el gobierno entregó dinero por los niños y nos sirvió para subsistir”, recuerda Rocío. 

Para entonces, la nueva modalidad educativa virtual para los escolares, precisaba la presencia y guía de los padres, además de computadoras, celulares e Internet. Sin embargo, Rocío, sus hijos y sobrinos no accedieron a las aulas virtuales porque que en su casa sólo cuentan con un celular, por lo que se vieron favorecidos con el decreto de aprobación de curso de todos los escolares. 

El encierro y conocer las noticias llenó de miedo y preocupación a Leidy, sus hermanos y primas que temían por el contagio de su familia y principalmente de su tía Rocío, quien definió dejar de ver noticias porque se asustaban y lloraban, mientras se preguntaban por qué morían tantas personas. Lady, sus hermanos y sus primos extrañan salir libremente a los parques, al colegio y pasear con su familia sin implementos de bioseguridad y, sobre todo, sin miedo. Se encuentran preocupados por el posible contagio tanto de ellos, como el de sus familiares. Esperan volver a la normalidad para jugar e ir al colegio como antes.  

“Usamos barbijo, no me gusta la ropa de bioseguridad, es muy incómodo, y con los visores se ve borroso”, explica Leidy, mientras sonríe expresando la esperanza y el positivismo con que sobrelleva la pérdida de su madre y las medidas restrictivas de la pandemia, gracias a los cuidados de su tía que con juegos y alegría los sacó adelante. 

Aldeas Infantiles SOS fortalece y empodera a Rocío para que los niños continúen juntos y protegidos con amor. El desafío de la familia de Leidy es grande e importante, educar a las niñas y niños; y culminar sus colegiaturas convertidos en mejores personas. 

¡Comparte nuestra causa con tus amig@s! 

Juntos podemos cambiar la vida de miles de niños y niñas