Aldeas Infantiles Bolivia

"En la pandemia reafirmé el compromiso de servir a mi comunidad"

Ángela tiene 22 años, está en cuarto año de la carrera de Trabajo Social y durante la pandemia, decidió ser voluntaria para ayudar a las familias vulnerables del municipio de Uncía. Para ella, los jóvenes juegan un papel muy importante en la emergencia sanitaria.

En el mes de marzo de 2020, los noticieros de televisión y radio, invadieron a Ángela con noticias sobre los primeros casos del nuevo coronavirus en Bolivia, una nueva enfermedad se apoderó del miedo y desesperación de las personas. “La gente estaba asustada, hubo el rumor de que los barbijos se estaban agotando. En la Universidad nos dijeron que las clases se suspendían. No quise alarmarme, afortunadamente mi hermana estaba a mi lado y su compañía me tranquilizó”, recuerda Ángela.

El 21 de marzo, el gobierno boliviano decretó cuarentena total en todo el territorio, la población debía abastecerse de alimentos y permanecer en sus casas. Ángela creyó que 14 días pasarían rápido y que pronto volvería a la Universidad. “No sabía de la gravedad de la enfermedad, había escuchado que surgió en China, pero nunca pensé que llegaría a nuestro país y que se llevaría tantas vidas”, agrega.

Voluntariado durante la cuarentena:

Ángela prefirió ver el lado positivo de la situación, así que dedicó su tiempo a cocer sus propios barbijos, recordando lo que su mamá SOS le enseñó de costura cuando era pequeña. También escuchaba música de la radio, en medio de las canciones que hablan de la vida y la alegría, Ángela escuchó un anunció que cambió su perspectiva de la cuarentena. “El anuncio decía que se buscaban jóvenes voluntarios para ayudar a las familias más pobres de Uncía, en ese momento me dije a mí misma, tengo que ir y fui”, comenta.

Durante tres semanas seguidas, Ángela puso en práctica lo aprendido en su carrera, realizando visitas domiciliarias, llenando fichas sociales y recolectando alimentos de primera necesidad para entregarlos a las familias. Ángela se involucró junto a otros jóvenes con las demandas de estas familias, llevando su necesidad a los sectores sociales como las juntas vecinales, comités de vigilancia y comité cívico, quienes se encargaron de dar respuesta a través de las autoridades y policía.

Ángela, es una de los 77 jóvenes que reciben el apoyo de Aldeas Infantiles SOS en la ciudad de Oruro y en todo el país son más de 467 jóvenes que se constituyen en agentes de cambio social. A través de los proyectos YouthCan y YouthLinks, la Organización promueve en los jóvenes el desarrollo de habilidades blandas y técnicas para su inserción en el mercado laboral, a través de la tecnología se generan procesos de mentoría que les permitirá desarrollar habilidades como comunicación, negociación, trabajo en equipo, derechos laborales y otras que puedan ser de utilidad en el ámbito laboral.

Cuidar el lazo familiar a pesar de todo

A sus 13 años, Dunia quedó a cargo de sus tres hermanos menores y sus tíos le sugirieron enviarlos con otros parientes en diferentes ciudades, pero Dunia quería mantener el lazo y no quiso separarse. Un sentimiento perplejo la absorbió y no supo cómo actuar para tenerlos cerca.

“Yo quería que toda la familia esté unida porque así crecimos desde bebés. No estábamos acostumbrados a separarnos. Mis papás siempre nos habían enseñado a estar juntos y me dolía no poder cuidarlos”, comenta Dunia.

Los tres hermanos fueron acogidos en una familia SOS de Cochabamba y Dunia fue contactada para también integrarse, pero los juzgados de aquel entonces no estuvieron a favor y terminó viviendo con sus tíos. El gran reto de la familia era vincularse nuevamente pese a las limitaciones legales. Así que Aldeas Infantiles SOS promovió su reencuentro a partir de visitas regulares. La mamá SOS, Elizabeth, fue muy importante en esta relación porque además de brindarle protección a los hermanos, ayudó a Dunia con su educación, decisiones personales y fomentó que mantengan el lazo hasta incluso considerarla parte de la familia SOS.

“La mamá Elizabeth y los asesores de aldeas me ayudaron bastante. Recuerdo que, aunque yo no era legalmente de la familia, siempre me sentí parte de ella porque me escucharon y apoyaron en todo mi crecimiento, en cada etapa, desde que era adolescente hasta ahora que ya soy grande”, comenta ella.

A sus 23 años, Dunia decidió que ya podía hacerse cargo de sus hermanos y emprendió una lucha legal para conseguirlo, “pensé que nunca podría conseguir su tutela, había muchos requisitos, el trámite parecía muy caro y además exigía demasiado tiempo”, comenta acongojada. Pero ella, no se rendiría, así que, con el apoyo de Aldeas Infantiles SOS, consiguió un empleo a tiempo completo, tuvo apoyo psicológico, asesoría legal, definió sus metas familiares y reforzó sus habilidades parentales y así se sentía lista para lograrlo.

“El proceso legal fue demasiado largo, muchas veces perdí la paciencia, pero con el apoyo necesario pudimos conseguir que el juzgado me otorgue la tutela de mis hermanitos”, comenta. El día que obtuvieron la declaración de reintegración familiar fue de mucha celebración y la familia se ilusionó con su futura vida. Aldeas Infantiles SOS los ayudó a construir sus planes y continúa apoyándoles en mejorar su dinámica familiar.

Ahora viven juntos a cuatro calles de la aldea, alimentan su lazo y todavía se sienten parte de su familia SOS. Dunia tiene un trabajo estable pese a la pandemia del Covid-19 y Aldeas Infantiles SOS continúa siendo su soporte familiar. Su mayor deseo, después de tantos años, continúa siendo el mismo: cuidar el lazo.

¡Comparte nuestra causa con tus amig@s! 

Juntos podemos cambiar la vida de miles de niños y niñas