Cochabamba – marzo 1 2020

¿Cómo afecta el desastre en Tiquipaya a los niños, niñas y adolescentes damnificados?

Cochabamba

La noche del 21 de febrero, las fuertes lluvias provocaron el deslave del parque Tunari por segunda vez en dos años, generando una fuerte mazamorra que llegó al municipio de Tiquipaya, afectando a aproximadamente 1600 niños y niñas de 800 familias.

La noche del 21 de febrero, las fuertes lluvias provocaron el deslave del parque Tunari por segunda vez en dos años, generando una fuerte mazamorra que llegó al municipio de Tiquipaya, afectando a aproximadamente 1600 niños y niñas de 800 familias.

En una situación más crítica, más de 300 personas y  60 niños, niñas y adolescentes tuvieron que evacuar de las zonas de riesgo, refugiándose en un albergue municipal.

“Estábamos todos en la casa, de repente escuché un ruido afuera y todos escapamos. Miré atrás y mi casa se había roto”, comenta Ximena, una niña de 6 años damnificada.

Según un estudio del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y la experiencia de Aldeas Infantiles SOS Bolivia en más de 20 años de experiencia atendiendo a niñas y niños damnificados en desastres, en situaciones de riesgo los niños y niñas quedan expuestos a los siguientes riesgos:

  1. Incremento de enfermedades

Las circunstancias climáticas, la saturación de los hospitales, las condiciones de higiene en las zonas afectadas y refugios, así como la aparición de brotes epidémicos e infecciones pueden presentarse inmediatamente después de la emergencia.

En este contexto los niños y niñas son más vulnerables a contraer enfermedades crónicas que afecten su crecimiento integral.

Familia afectada por los desastres en Tiquipaya.

2. Efectos psicológicos

La interrupción a la tranquilidad de los niños y niñas en consecuencia de la emergencia, genera traumas y secuelas que alteran su desarrollo emocional, sus capacidades cognitivas y su inclusión en la sociedad.

Muchos niños y niñas afectados por los desastres en Tiquipaya expresaron sus emociones a través de dibujos terapéuticos que se implementaron en el Centro Infantil de Emergencias de Aldeas Infantiles SOS. La mayoría contó historias de terror, socorro y angustia por la problemática que atraviesan.


Niños y niñas jugando en la zona de desastre

3.Separación de sus familias

La separación de las familias de los niños y niñas, ante posibles muertes de sus padres o apoderados, o el desplazamiento de las poblaciones debido a la emergencia, generan riesgo a que los niños y niñas pierdan el cuidado de sus familias, además el estrés y la pobreza de las familias puede generar violencia y a futuro la posible desintegración familiar.

Muchos padres damnificados en Tiquipaya en los últimos días han elevado su estrés por la problemática que atraviesan y se ha visto reflejado en la relación familiar cotidiana. Además, su preocupación por mejorar su economía y recuperar sus bienes los mantiene alejados de sus hijos, afectado su calidad de atención y protección.


Una familia atraviesa la zona de desastre en Tiquipaya

4. Maltrato físico y psicológico

El ambiente de caos en que conviven los niños y niñas después del desastre, los dejan expuestos a explotación y abuso sexual, pues la precariedad de la economía y otras causas sociales que se agudizan posterior al desastre, imposibilita que los padres tengan tiempo y voluntad para proteger a sus hijos.

Muchos niños y niñas damnificados en Tiquipaya se enfrentaron a diferentes situaciones de violencia por el estrés generado en el refugio. Vivir en un ambiente común también eleva su riesgo a violencia física y sexual. Además, la ausencia de sus familias mientras ellas rescatan sus bienes, eleva su riesgo al abuso o explotación en la propia comunidad.


Un niño camina de la mano de su padre por la zona de riesgo en Tiquipaya.

5. Pérdida de espacios educativos

Producto del impacto del desastre sobre infraestructuras escolares o el uso de escuelas como albergues, suele relegarse el derecho de los niños y niñas a la educación.

En Tiquipaya, producto de la emergencia, algunas escuelas suspendieron sus clases y una se convirtió en refugio para familias damnificadas, asimismo muchos niños y niñas perdieron sus libros y materiales escolares con la mazamorra. Esto supone que cientos de niños y niñas se perjudicaron en el ámbito educativo.  


Un centro educativo en Tiquipaya afectado por la mazamorra

El Programa de Emergencias de Aldeas Infantiles SOS

Aldeas Infantiles SOS ha intervenido en estas situaciones desde 1990, mediante su Programa de Emergencias ante desastres naturales, basado en un enfoque de restitución de los derechos que han sido vulnerados, la atención de las necesidades inmediatas, pero sobre todo en el desarrollo de capacidades de las familias y comunidades afectadas para que éstas inicien la reconstrucción de sus vidas.

La respuesta está basada en el cumplimiento de los derechos de los niños y las niñas damnificados; y su participación es de manera temporal hasta que se den las condiciones necesarias para su recuperación física y emocional.


Niños y niñas en el Centro Infantil de Emergencias de Aldeas Infantiles SOS.