Darío, Jorge y Natalia hermanos, aldeas infantiles sos bolivia
Inspiradores

¡Al fin juntos!

Darío, Jorge y Natalia no sólo son hermanos, son amigos.

El amor y lealtad que sienten uno por el otro alimentó la esperanza de crecer juntos en una familia otra vez. Ante la situación de abandono en la que se encontraban y por la diferencia de edad que tenían, estos tres pequeños fueron acogidos en diferentes hogares públicos. Un amor inquebrantable El cariño entre Darío y Jorge había logrado convencer a la responsable de uno de los hogares donde se encontraban de no separarlos, pues ante la remisión de su hermana Natalia a otro hogar transitorio y la insistencia de visitarla continuamente había demostrado que la unión entre ellos era lo más importante.

Natalia todavía recuerda cuánto extrañaba a sus hermanos el tiempo que estuvieron separados, "Al menos Navidad pasamos juntos, estábamos muy felices porque en mi pensamiento siempre están mis hermanos. Pienso cómo estarán y qué estarán haciendo, los quiero mucho, son parte de mí". El mismo sentimiento embargaba a Darío y Jorge, quienes visitaban a su hermana en el hogar donde se encontraba, desplazándose hasta otra población sólo para verla y compartir algunos momentos.

Cada encuentro entre ellos estaba recargado de muchas emociones: alegría por el reencuentro y tristeza al tener que retornar, preguntándose por qué no era posible reconstruir su familia. Con las puertas abiertas Las entidades estatales habían realizado las investigaciones necesarias para determinar la posibilidad de que estos pequeños retornen con sus padres, pero al no encontrar una situación favorable para su desarrollo, remitieron el caso a la Aldea Infantil SOS de Sucre. En ella, una familia ya los esperaba que, anoticiada con su incorporación, preparó una fiesta para darles la bienvenida. Asimismo, su nueva mamá SOS se alistaba para ir en busca de sus nuevos hijos y ser parte del reencuentro. Ese ansiado día había llegado y con él no sólo tres hermanos se reencontraban para no volver a separarse, sino que una nueva familia se fortalecía con su llegada; una familia que crece en amor con cada llegada y en la que los lazos de hermandad se hacen imperecederos.

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