Inspiradores
– marzo 19 2025
Juntos en familia para salir adelante
Inspiradores
La vida de la familia Chávez Céspedes transcurría en una rutina tranquila, en la que Sandro, un trabajador minero, era el pilar económico del hogar. Su esposa, Alicia, lo acompañaba junto con sus cuatro hijas: Paula, Melanie, Alissandra y la pequeña Pamela. Cada día estaba marcado por el esfuerzo y el amor familiar. Sin embargo, todo cambiaría de manera inesperada.
Un día, la empresa minera donde trabajaba Sandro enfrentó graves problemas económicos, lo que derivó en el despido de la mayoría de los trabajadores, incluido él. Fue justo antes de que la pandemia del Covid 19 comenzara a cambiar el mundo. La angustia se apoderó de la familia cuando, además de la incertidumbre de estar sin empleo, se dieron cuenta de que las oportunidades laborales para un hombre de la edad de Sandro eran cada vez más escasas.
Sandro, que había dedicado gran parte de su vida al trabajo, comenzó a reflexionar sobre lo que había dejado atrás: el tiempo con sus hijas. Se dio cuenta de que, aunque las amaba profundamente, siempre había puesto el trabajo por encima de lo más importante. La desconexión con ellas lo inquietaba y, cuando la crisis golpeó, se sintió más aislado que nunca.
La situación se tornó cada vez más desesperante. Con pocos ahorros y sin empleo, la familia Chávez Céspedes intentó estabilizar su situación, pero el destino no les dio tregua. Un trágico accidente cambió aún más el rumbo de sus vidas. Mientras sus hijas jugaban, la pequeña Pamela sufrió una grave lesión que puso en riesgo su vida. Era necesario realizarle una cirugía con urgencia. Las deudas crecían y la presión aumentaba. Sin recursos y sin salida, la familia decidió migrar a la ciudad de Santa Cruz en busca de nuevas oportunidades y atención médica para Pamela. A pesar de las dificultades, lograron encontrar un techo donde vivir y, con esfuerzo, enviaron a las niñas a la escuela del barrio. Sin embargo, los rechazos laborales continuaban, los intentos de emprendimiento fracasaban y, eventualmente, les cortaron los servicios básicos.
Fue en ese momento cuando la familia Chávez Céspedes conoció el servicio de Fortalecimiento Familiar de Aldeas Infantiles SOS. Unidos y decididos a salir adelante, comenzaron a participar en terapia y talleres de capacitación. Sandro, que siempre había sido un hombre de trabajo duro, encontró en el proyecto de paternidad activa una oportunidad para reencontrarse con sus hijas. “Me pareció muy interesante porque aprendí a entender a mis hijas. Ahora me gusta escucharlas, pasar tiempo con ellas. He cambiado mucho, y eso me hace sentir mejor”, comparte Sandro con una sonrisa.
Poco a poco, la familia fue superando los obstáculos. La unión, el amor y el trabajo en equipo comenzaron a dar frutos. Gracias al apoyo de profesionales, los resultados se hicieron visibles. La familia, que había tocado fondo, encontró el camino hacia la esperanza.
El mayor sueño de Sandro es ver a sus hijas alcanzar sus metas. “Mi deseo es que todas terminen el colegio y puedan lograr su profesión. Cuando uno quiere y lo desea de corazón, todo se puede cumplir”, afirma con determinación y mirando al futuro con optimismo. La familia Chávez Céspedes ha aprendido que, a pesar de las dificultades, siempre hay lugar para la esperanza y la unidad a través del amor y el esfuerzo.