“Gabi, ponte el barbijo hijita”, le dice Aurelia a su nieta, a tiempo de salir a la calle a hacer compras para la casa. Siempre está pendiente de su protección y su educación, por lo que en ningún momento la deja sola.
Aurelia, de 64 años está al cuidado de sus nietos, José y Gabriela, ambos se encuentran en primaria y ahora se encuentran bajo la protección de sus abuelos.
La familia es parte del servicio de familia ampliada de Aldeas Infantiles SOS en Sucre y fue derivada por la Defensoría de la niñez y adolescencia. Desde su ingreso, se vio la forma de brindarle capacidades de protección a Aurelia, para que pueda ser la principal cuidadora de los niños.
“Mi hija sabe que por ahora las wawas están mejor conmigo, están estudiando, comen a su hora y nunca los dejamos solos, estoy segura que en algún momento ella podrá cuidarlos como necesitan”.
Aurelia en todo momento está pendiente de la educación y la salud de los niños, asumió su responsabilidad como cualquier madre, no descuida ninguna de sus necesidades y se compromete cada día con ellos.
A pesar de la pandemia, Aurelia, hizo todos los esfuerzos por continuar cubriendo todas las necesidades que tienen sus nietos, tanto en educación, salud y alimentación.
“Mi abuelita nos hizo un espacio en su habitación para que podamos pasar clases virtuales y aunque ella no sabe usar el celular, le pide ayuda a mi tía para que nos enseñe, ella es una buena mamá”, dice Gabriela.
Aurelia, presta mucha atención a la educación, sabe que es la única forma de que en el futuro los niños puedan tener una vida independiente.
“Yo los cuido, y los quiero, son mis hijos”, dice sonriendo, “y aunque no se manejar los celulares, busco ayuda con otras personas para que puedan aprender”.
Aurelia no solo cuidó a sus hijos e hijas, ahora es la mamá de sus nietos y cada día se esfuerza para que cada momento que tiene con ellos sea de amor y protección.